¡Hola a todos/as!

Se acerca la Semana Santa y no puedo resistirme a hacer unas buenas torrijas de vino. En este post explicaremos, paso a paso, todo el proceso para que te salgan unas torrijas fantásticas.

Este postre tan casero tiene su origen en la Edad Media y se cocina en medio mundo con algunas diferencias:

En gran parte de Latinoamérica  se le conoce como torrejas ( Guatemala, Argentina o Uruguay) o tostadas francesas (Chile, Colombia, Ecuador y algunas zonas de México o Perú). Utilizan tortas o bien pan de molde (Ej: Bimbo )

En Francia se conocen como pain perdu (pan perdido) ya que salen más buenas usando pan del día anterior, cuando ya está más asentado.

Su origen surge de la necesidad de aprovechar el pan duro en tiempos en los que no abundaba y, a parte, es un postre típico de los cristianos católicos ya que une el cuerpo, representado por el pan, con la sangre de Cristo, representada por el vino.

El maestro repostero y gran cocinero, Martín Berasategui, en un programa de televisión fue preguntando por cómo se dio cuenta de que quería ser cocinero, cuenta, como de pequeño se quedaba fascinado viendo como con pan duro, un poco de leche, huevos y azúcar, su abuela hacía este postre tan delicioso.

Así que sin más, ¡Vamos al lío! Para ello, tan sólo necesitaremos:

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– Pan rústico (con bastante miga) o de pueblo. También se puede utilizar pan de molde (Bimbo), aunque yo prefiero el pan normal porque es más contundente.

– Huevos (Desde 3 a 6, según de la cantidad que hagamos)

– Leche. De medio a un litro, según las torrijas que hagamos.

– Azúcar. También podemos usar panela, azúcar moreno o fructosa. Consulta aquí alternativas al azúcar común

– Vino dulce. Yo he utilizado un Vino dulce Málaga Virgen de la casa Pedro Ximenez, ¡buenísimo¡ Aunque puedes sustituir el vino por miel o no utilizar ninguna de las dos, salen también buenísimas. La cantidad de vino viene a ser un vaso o vaso y medio.

– Aceite de girasol para freírlas.

– Canela molida

Y bien, una vez tenemos las rebanadas cortadas, en un bol ancho y plano, batimos los huevos y le añadimos el vino y la leche. Cuando estén bien mezclados podemos ir empapando el pan en la mezcla.

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Dejamos reposar unos pocos minutos y les damos la vuelta para que empapen bien por el otro lado.

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Mientras reposa, empezamos a mezclar el azúcar con la canela.

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Y reservamos para después de la fritura. Ponemos una sartén con aceite de girasol (u otro que vaya bien para freír). Hay que echarlas cuando esté caliente, sabremos que está caliente cuando veamos esos cambios de color translúcidos que se aprecian en la foto.

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Las echamos y esperamos que se doren.

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Aquí están ya doradas. Hay que tener en cuenta que deben quedar no muy juntas entre ellas, es mejor para maniobrar y para que se frían bien. Por otra parte, tenemos que tener en cuenta que, si hacemos muchas, el aceite irá calentándose cada vez más por lo que sería conveniente bajar el fuego si notamos que se doran demasiado o apartarlo del fuego un minuto y volver a empezar. Esto evitará que se nos quemen.

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Preparamos un papel de cocina o servilletas para ir secando el exceso de aceite. Y ya estamos listos para el último paso: pasarlas por el azúcar con canela.

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El otro lado… y…

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¡ Listas ¡ ¡A comerrr!

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Espero que os hayan gustado estas torrijas y que me digáis si las hacéis como os han quedado

¡Un saludo y a disfrutar!

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